Line of the day: El vuelo

Callan. Luego otorgan su correspondencia a la relación de privilegio con el régimen totalitario en el que se inspiran. Los dos. Si Pablo Iglesias hubiese recordado que Plus Ultra es, en realidad, la referencia en nuestro escudo a la etapa más influyente de nuestra historia, habría montado en cólera. Y habría tomado al tirano por facha, pese a confirmarle como padre en la fe. El presidente sintonizó con la aerolínea desde el principio. Si los españoles deben pagar sus caprichos en Falcon, por qué no los de sus socios de excepción. Si justifican pactando el relato etarra y el relato de la ruptura independentista, esto solo podía ser una maniobra acrobática. Con el miserable Ábalos como escribano, junto a la inocente Calviño. 

Éste es un capítulo más del modelo despótico y corrupto que Sánchez impone. Y debe ser perseguido más allá del flash de la sesión de control y de reclamos en el desierto. Porque los cincuenta millones son de esos españoles a los que el banco azul abandona, persigue y expolia. De todos. La gravedad no encarna, en cambio, el gran problema de España. Este título pertenece al gobierno. Y solo al gobierno. Enredarse en sus trampas e incluso en sus excesos supone perder tiempo en la necesidad de atraer a los españoles a un proyecto político que les permita despertar. Esto hoy no sucede. No hay proyecto. Y el letargo no percibe ilusión, sino incertidumbre y desconfianza. 

El vuelo de Sánchez será elevado hasta que alguien logre que pierda gasolina. La impotencia está en el firme. Donde no piensa volver salvo aterrizaje de emergencia. No hay vacunas ni ayudas. Pero hay diputados a los que comprar. No existe la más mínima directriz económica anticrisis que ayude a remontar tras un año de único control de las mentes. No importan los muertos. Quiere que haya más. Él lo verá en perspectiva. Seguirá mandando callar. Y todos callarán. Cobran a fin de mes. Y el sillón es más cómodo que la verdad, la vida y el progreso.  

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