Es previsible que haya generales este año. Cuando ya no haya humo que vender. El Banco de España habla de sorpresas para reconocer que las cosas no van a ir como necesitamos todos. Aún más previsible con el socialismo en el poder. Esos fondos falsamente mesiánicos no van a llegar por ahora. Y lo único que nos va a saciar es el maná mediático monclovita. La producción, por tanto, escasea. Tampoco el último trailer de ayudas será tal. Porque no hay dinero para casi nada. El Cinco Jotas es excepción. Para mayor gloria del neocaudillo. El verano solo cuenta ya para los escolares; las vacunas desaparecen de los apuntes contables y ahora miran a Navidad para que nos comamos el turrón un poco más cerca de los nuestros. Hasta entonces, el censo electoral seguirá reduciéndose. Con 200 muertos al día. El órdago a los mayores va a seguir siendo implacable. Como al Poder Judicial, que esta semana sufrirá el último golpe en la más insólita soledad.
Es insoportable recibir la realidad de España desde el desayuno y que la respuesta del gobierno sea la de un emisario de propaganda dispuesto a tapar como sea la alcantarilla. Con la primavera, es la ministra de Igualdad quien se ha convertido en fiebre de sábado noche. Uno de los síntomas del virus importado y costeado, que les ha hecho ricos a costa de crear más pobres. Montero es el postre que siempre sienta mal. Una televisión le ha regalado un prime time sobre violencia de género. El drama de esta realidad se multiplica cuando es el chavismo cutre el que dice defenderla a base de gritos y borracheras. Si sirve para que todo el mundo conozca su ineptitud defensiva y sus elevadas capacidades de irritación y de división, soportar la indignación de la escena habrá merecido la pena.
Es imposible una mayor ineptitud en tan pocos metros cuadrados. Sobrevivir a este Consejo de Ministros será casi milagroso. Pero lo lograremos. No merecemos arrepentirnos de por vida. Porque esto va de libertad. Sí. Pero no la que nos venden desde Valladolid. Libertad no es frotarse las manos con cierres ilógicos que han apuntalado aún más la depresión económica y social de Castilla y León. Lo que realmente viven en Renault escapa a los focos y al Rey, al que todos utilizan para elevar el encuadre de la foto. La televisión marca el paso de la sociedad porque crea la actualidad. A veces, de modo servil al poder despótico con el que comulga. España y su futuro avanzan por el camino de la generosa perdición socialista. El del paro, los muertos y la pérdida de derechos fundamentales. Sin resistencia. Pero hay otro. Angosto. Al que nadie nos dirige. Que nos hará verdaderamente libres.